"El primer estímulo para desarrollar mis ideas lo sentí en Toscana, donde ví resueltos, en el silencio y la meditación, los problemas del individuo y de la colectividad. Este es un binomio necesario para la armonía y, desde el comienzo, quise hacer ciudades que permitiesen solucionar la dialéctica entre ese binomio, con la intervención de las condiciones naturales. Es como una inmensa sinfonía, difícil, pero la técnica moderna permite ejecutarla."
"El problema planteado es el de las amas de casa. Si se juntan 300 de ellas, se les da intimidad y distancia, por paradójico que parezca, tendrán (además de intimidad), servicios comunes, guarderías, clubes y servicios a domicilio. Si se hacen conjuntos de 3o0 casitas situadas en jardines, no se logrará la síntesis y el sincronismo de las tareas cotidianas. Pero si se reúnen 350 casas, unas sobre otras, de cierto modo inteligente y organizado, se quiebran las distancias, se las anula. Así, se pueden realizar funciones que se ejecutan sin interrupción en la vida cotidiana. Primero, las compras se hacen en una cooperativa ubicada en el centro del edificio. En tanto, la unidad de habitación agrupada permite tener sol para cada vivienda; espacio, algo que todos buscan lejos, y pone la vegetación al alcance de todos, alrededor de la casa.”
“La música se desarrolla en el tiempo, la arquitectura también. La arquitectura se desarrolla en el tiempo y en el espacio. No se ve de una vez, se mira recorriendo, dándose vuelta. Tenemos los ojos delante y no detrás, y más o menos a 1,60 metros de altura. Eso es muy importante, es la clave en arquitectura. Hay que tener todo eso en cuenta en la concepción de la arquitectura.”
"Admiro la perfección desde que vi el Partenón. Y, en nuestra civilización, esa perfección la aporta automáticamente la máquina, que no es un espanto ni algo horrible, sino un útil extraordinario de perfección. La perfección debe lograr sus fines de naturaleza, no estética, pero sí armoniosa. Y ésta se basa en el estándar, palabra horrible, que me valió insultos y reproches. Pero el templo griego es un estándar, y también las madonnas. Todo el pensamiento humano actúa sobre estándares, busca situarse en relación con temas esenciales, escogidos, ultimados y afinados cada vez más, en lugar de divagar en la cacofonía. El estándar lleva a la perfección, lleva a reconocer elementos permanentes en las cosas. Esa búsqueda nos lleva hacia el hombre, hacia la presencia humana."
"Escribí muchísimos libros que han sido ahora traducidos en todos los países. Valery, incluso, un día me escribió que el libro de 1924 era magnífico y que daba fe de ello. No por eso escribí mejor o peor, pero era una respuesta a la suficiencia de los "profesionales" que se creen autorizados a juzgar. Para mí lo fundamental es la integridad. Sin integridad no hay arte, ni vida. Nunca quise ser un falsario, porque es muy difícil, no sé hacerlo, prefiero evitarlo. En arte buscar la integridad es como buscar la piedra filosofal. Es muy difícil y ya lo hemos intentado. Un industrial de Burdeos dijo : ‘Quiero demostrar que se puede resolver el problema de la vivienda. Haré una casa de 18.000 francos’. Se necesitaban 75.000 francos para comprar una máquina y, aunque le pareció muchísimo, la compró. También compró el terreno. Quería empezar con 50 casas. Hizo todo lo posible, pero provocó celos, odio, y eso también me afectó a mí. Pero de todos modos hicimos la Cité de Pessac, un pequeño paraíso. Pero no quisieron darle agua porque decían que las casas eran antihumanas, que no eran para hombres. Así lo dijo el director de obras hidráulicas. Y por eso quedaron vacías ocho años. Pero en París oyeron hablar de la ciudad de Dessau. Gropius, un gran arquitecto alemán echado por Hitler, había construido en Dessau inspirándose mucho en Pessac. La Municipalidad de París decidió enviar una comisión a Dessau para estudiar la arquitectura moderna alemana, mientras Pessac moría."
“Para la Exposición de Artes Decorativas de 1925 me echaron y me negaron terrenos. Pero al final quedó uno abandonado. Entonces, un joven de la dirección de la exposición me llamó y me dijo que había un terreno disponible. Llamé a unos colaboradores y les dije : ‘Llévense unos tableros e instálense en el terreno todo el día. Quédense varios días’. Y así lo hicieron y por eso no pudieron robármelo. Hice el Pabellón Espirit Nouveau. Era algo de vanguardia, formidable. Creé así el orden celular de la vivienda, con gran fasto, pero sin excesos ni nada parecido.”
"Desde hace mucho lucho contra la decoración. Sólo hice eso de joven y por eso no me gusta. La decoración es algo superficial, ocupa un lugar inmutable. Por eso los edificios públicos se decoran para publicitar a las "personalidades". No hace falta mirarla siempre, pero en la vivienda es algo obsesivo. Es cierto que la gente se vuelve inerte, ni mira, y eso es lo terrible. Es mejor lo que estimula. Esto no quiere decir que hay que eliminar la pintura o las esculturas de las casas. Si se observa la historia del arte en el tiempo y el espacio, se verá que la decoración es a veces discutible. Los palacios, los templos, son en general algo recargado, y cuando existe esa intención es un error grave. Hay a nuestro alrededor emociones muy bellas y en el arte, donde están las más intensas, no acepto la mediocridad. Hay arte, no arte decorativo. El arte es algo riguroso, el arte decorativo no lo es, es superficial, alborotador. Prefiero un guijarro en la playa, una mariposa o un hueso limpiado por el mar, y no un objeto en el que se abrazan palomas o ceniceros que representan a santos."
"Hoy el mundo está lleno de pústulas: las grandes ciudades, monstruos como Nueva York, Londres y ahora París. Es decir, cinco, siete o doce millones de habitantes, pura locura. Lo único que hay son problemas, ruido, mal olor, una vida de nervios y el sálvese quien pueda. Por eso la gente prefiere vivir afuera. La técnica libera. Ahora es posible ir a todas partes. Se conquistan horizontes y, en lugar de ver la casa del vecino, en lugar de esas fachadas a la calle y las calles abajo, se hacen estos edificios verticales. Así, se liberan 2, 3, 4, 5, 6 hectáreas de terreno, y así se logra una ciudad toda verde. Las ventanas son entonces ventanales abiertos y enfrente ya no está el vecino, sino vistas ilimitadas abiertas hacia el horizonte."
“Yo no fui a la Universidad, no pude. Ví los programas y decidí que no iba a ir. Había visto el Partenón desde muy cerca, pude tocarlo con mis manos, y pensé que eso no se enseñaba en la Universidad. Pero desde el siglo XIX (antes quizás), se concibió la arquitectura como algo especializado, para pocos. Pero no es así: en arquitectura, las obras de dimensión humana son eslabones de la tradición, que está hecha de los eslabones revolucionarios del pasado. La arquitectura es la puesta en orden del problema considerado. Arquitectura es una palabra reciente, antes no hacía falta. Y ahora hay tantos arquitectos, que hay que proteger su vocación. Si me pregunta dónde está la arquitectura, yo contesto: por doquier. Quizás sorprenda, pero diré que nunca pretendí ser más astuto que los demás. Sí pensé por mi cuenta siempre e intenté explicitarme a mí mismo y a mis ideas en la práctica. El principio es que tengo una mente organizada. Soy un autodidacta, pero soy muy curioso, todo me interesa. No tengo diploma y por eso nunca tuve que olvidar lo que estudié. Esa es la pura verdad. Tampoco fui en absoluto un profesor. Tengo un estudio en la rue de Sevres y tuve allí más de doscientos colaboradores. Trabajamos juntos, pero nunca fui profesor. Soy ‘Corbu’ y algunos vienen por eso, y porque saben que no es fácil. Dicen que tengo mal carácter, pero no es cierto. Soy simpático, aunque grité cuando hacía falta. Fue una colaboración muy fuerte, trabajamos bien, hicimos todo tipo de investigaciones. No sé muy bien cómo, pero hice ciudades enteras y viajé por todo el mundo durante cincuenta años. Me pidieron planos, consejos, los di, me robaron, me pagaron, de todo. No tengo rencor. Así el urbanismo mundial se transformó."
Aquí estamos en su estudio, ¿Por qué no le puso revoque?... "Siempre la misma pregunta. ¿Acaso este muro no es bello?, es un muro común en Paris, con dos canales de ladrillo rojo, intercalados entre las piedras. Cuando lo ví quedé maravillado, su color, su conjunto es muy bonito. Hice rellenar liso para evitar el polvo.El gris del cemento, el beige de la piedra y el rosado dan un color admirable, sería difícil pintarlo, porque son los colores más sólidos y densos. Pintar una pared así no es nada fácil. Creo que una pintura bien hecha irradia, extiende las dimensiones, les da un espacio inefable. Eso es muy importante, pero a menudo los pintores lo ignoran. Como consumidor de pintura creo que su gran rol es justamente aportar el espacio que puede ser inefable.”
"Me acusan de ser el gran teórico de la arquitectura moderna, de hacer sólo papeleo, pero la verdad es que conozco mi profesión, construí mucho. Hasta ahora mi experiencia fue en países templados. Entonces tuve que repensar los problemas, poner las cosas en el horno y no en la heladera, esa es la única diferencia."
"Para resolver un problema arquitectónico hay que olvidar lo hecho, encontrar algo nuevo. Ser asiático; tropical, si se quiere. La "mano abierta", modestamente, expresa una filosofía mía, fruto de una vida de estudio, de luchas, de derrotas o de victorias a veces. Desde que vi a el líder de la India, Nehru, por primera vez en Delhi y en Chardighar, desde el comienzo la mano estuvo abierta entre nosotros y con el tiempo coronó lo que llamé "Fosa de la Consideración", es decir un espacio útil para la discusión de la cosa pública al margen de las autoridades constituídas. Esta fosa está cavada en la cúspide de la ciudad que domina a 28 metros de altura la mano rutilante sobre el Himalaya. Se llama "Fosa de la Consideración" porque se debe tener consideración a las cosas, reflexionar, ver, hablar de lo que es realmente. Está cavada en cinco metros y tiene dos anfiteatros de gradas porque siempre hay dualidad, derecho a dos opiniones y luego hay asientos para las personas designadas para hablar esa tarde, ese día, ese crepúsculo. Habrá una tribuna para el orador con una concha sonora para oír la voz y la mano dominándolo todo engarzada a 28 metros de altura sobre una esfera y la moverán los vientos, todos los vientos. Pero no como una veleta, sino para expresar lo que es la vida, es decir los cambios permanentes que se debe tener en cuenta como un pan cotidiano. Este fue el único gesto político de mi vida: la mano abierta. Es anticomunista, me dijeron. En absoluto, es mano abierta para recibir y dar, es signo de optimismo ante el mundo moderno, catastrófico. Doy la palabra a los otros para solucionar este momento trágico."
"Siempre me interesó lo creativo, sobre todo, lo que se aplica al hombre y a su medio. Con la pintura pude desarrollar todo eso. Es un medio apasionante y peligroso. Mi pecado capital es estar sometido a las cosas visuales. Tengo ojos y todo lo visual, el dibujo, la pintura, la escultura, la arquitectura, para mí es igual. Es sinfónica. La arquitectura exige ciertas cualidades del pensamiento del cerebro, o sea la concepción. Las otras cosas también, pero con posibilidades manuales. A veces mi mano precede a mi mente. La mano humana es algo fantástico. Me gusta lo bello, me importan los volúmenes y los colores. Pido la autorización de hacer para mí pintura, arquitectura y escultura. Si a otros les molesta, que se queden en casa, pero si a los 75 años alguien me pide que muestre lo que hice, que no tengan celos.”
"Tengo un "castillo" en la Costa Azul de 3,6 m x 3,6 m para mi mujer. Estupendo, ¿no? Raro adentro, por lo cómodo. Agradable. Para uso personal. A 13 metros de ahí tengo mi casa de 1,90 m x 4 metros, son unas maderas que junté y no está mal."
"La Chapelle Notre Dame du Haut está ubicada en un lugar muy especial, encima de la llanura de Saona. Siempre hubo lugares de culto allí. Templos paganos primero, después iglesias y una capilla. Luego siempre fueron demolidas a lo largo de los siglos. Fueron demolidas en la guerra de 1871, en la del ‘14, en la del ‘39 y en la Liberación. Venían encargando la reconstrucción de la capilla a gente del lugar, pero nunca la terminaban. Entonces, hicieron un concilio, o algo así, en el arzobispado, mientras la capilla seguía siempre por terminar. Estaban desesperados y un día, en el medio de la reunión, el inspector Mathey y un canónigo se animaron juntos y dijeron: "¡Corbusier!". Y los otros respondieron: "Bueno, quizás...". Se levantó la sesión y así fue. El arzobispo le dijo al abate: "¡Le Corbu! Esto es grave. Vaya a verlo un domingo y luego me cuenta. El hombre vino a la casa con el abate Ledeur, y yo les dije que no me importaba la iglesia, que yo no pedía nada y que, si la hacía, sería a mi manera. Me interesaba como obra plástica. En 20 años no había querido hacer una, pero de repente sí tenía ganas. Se entusiasmó y le habló bien de mí a su arzobispo.”
"Fui allí, vi el terreno y conquisté a los profesionales, a la gente, al cura. Almorcé con el cura, con el abate, con su hermana. Les hice bromas todo el tiempo. Quizás pensaron que yo no era serio. Fuimos al lugar y durante 2 ó 3 horas trabajé como un loco y engendré la Iglesia. No fue nada fácil, para nada. ¡Ah, pero no sé si va a gustar ! Hay 12.000 peregrinos. Dos veces por año se realiza una misa afuera. El interior es para los niños, los iniciados y el afuera es para los grandes. ‘Sólo pueden entrar 200. Y tendrá un laboratorio de música. Imagínese cuando haya toda esa música y 12.000 tipos escuchando con amplificadores’, le dije al cura. Eso en lugar de una solterona que toque el armonio, un viejo armonio desafinado, horrible. Podría tener una mejor música y hacer componer y realizar nueva música religiosa, cosas totalmente nuevas. Un día ví a Varese en Nueva York y le dije: "Me va a tener que hacer algo fantástico. Los músicos que quieren, pueden hacer algo. Fíjate si se te ocurre alguna idea, pero no triste, música alegre." Tenía las piedras calcinadas de las ruinas, pero no podía mandarlas hasta el balastro de la ruta. Entonces utilicé estos muros. Para que resistan, pensé hacerlos curvos. Curvas útiles porque las hago acústicas del espacio, recibe los cuatro horizontes diferentes entre sí. Está el sol naciente llamado eje de Jerusalén. El otro es el sol poniente, el Norte y el Sur. Se trabaja con eso y no con signos o gestos creado por la arquitectura decadente, no puse ni uno de ellos en la capilla. Hasta la cruz la puse en un lugar significativo, al comienzo estaba mal situada, en el eje, parecía solemne, algo tonta."
"En el convento de la Tourette me interesaron mucho los ritos que me explicó un padre. Los rituales dominicanos tienen 800 años y son muy humanos. Me interesan mucho. No había un centavo. Siempre me vienen a pedir cosas y me dicen si puedo hacer algo bello, pero que no tienen dinero. En la iglesia, que es parte del conjunto, hay un espíritu de proporción, de armonía, con el material más simple posible. Nunca se construyó tan escuetamente. Tenía curiosidad por ver cómo salía. El día de la inauguración, en la gran misa solemne con el canto gregoriano admirable que se cantó, quedé encantado. Logré lo que me propuse. Estaban impresionados. Hasta el arzobispo de Lyon me dijo después que se había "convertido" a Le Corbusier, porque me había tomado por un diablo y veía que yo sabía hacer, no arte religioso, sino arte del lugar de la oración. El fenómeno y manifestación de lo sagrado en el hombre."
"El hormigón se desarrolló desde 1920 hasta 1960 prodigiosamente, y permitió hacer velas, curvas, etc. Antes no se podía, el hormigón de Auguste Perret era una estructura de madera; era el punto de partida. Ahora, con el hormigón se hacen formas raras, lo que uno quiere. Aprovecho esas posibilidades, me divierte. En lugar de hacer armazones de hormigón de ángulos rectos hice otras cosas. No me dominó el material, lo que me dominó es el animal humano, el núcleo familiar, la familia, el hogar. Es darle al ser humano su cáscara. Mi arquitectura es como un organismo vivo, es biológica. Tiene un soporte óseo, hay fuerzas musculares, redes sanguíneas y nerviosas. Todo lo impecable de la biología lo puse en mis casas. Así, soy un esclavo del trabajo, pero no me disgusta. Hago ciudades, casas, barracas, etc. De todo, hasta cositas y la suma de las cositas modestas, permite hacer algo al final. Después de 50 años de viajes por el mundo, me permito decir que aprendí a comprender las cosas, a hallar soluciones. ¿Qué detractor puede negarme ese derecho? Comprobé que los políticos han permanecido, no digo indiferentes, sino ajenos al urbanismo. Si merezco algo de gratitud pública, no es por los palacios que hice, sino por haber abordado el problema de la arquitectura, el arte, la expresión de la sensibilidad humana. Sentí que la vivienda era el lugar de la familia, y que se podría probar algo grande por ese lado, en que hallé que había gran parte de la felicidad humana. No sé por qué me creo obligado a eso, pero en mis preocupaciones me agrada llegar a la solución de ese problema para aliviar las penas del hombre, y sobre todo para aportar algo esencial: alegría de vivir. Toda mi vida trabajé por lo que más necesitan los hombres hoy: el silencio y la paz."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario